martes, 5 de junio de 2012

Con su gélida mano me oprime el pecho. Sus tenebrosas voces seducen mi pensamiento. En llamas, toda yo en llamas. De dolor, retorcida, mi mente gesticula en busca de auxilio. Desgarrada, enjaulada, anhelante. Y que se agarra y no me suelta. Desequilibrando cualquier resquicio de cordura. Su gélida mano me ahoga. La gélida mano de la realidad me abofetea el alma.

domingo, 3 de junio de 2012

Divagaciones. Bailes de mascaras emocionales. Días en los que me permito transgredir a Bécquer y jugar con sus frases a mi antojo:


Veíase el arpa. Las leves ondas que jugando riza. Saeta que voladora cruza arrojada al azar. Embriaguez divina del genio creador. De su dueña tal vez olvidada. Yo quisiera escribirle que tengo alegre la tristeza y triste el vino. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas! Del salón en el ángulo oscuro. Colores, en el vacío cometa errante. ¿Comprendes ya que un poema cabe en un verso?

sábado, 26 de mayo de 2012

Bueno, papel, viejo amigo... parece que solo me quedas tú. Y esas desgarradoras ganas de contártelo todo mientras mi pecho arde, mientras la tinta grita sobre ti, fundiéndose, creando una perfecta síntesis. Y la pluma se clava, te hiere. Ausencia que ensordece, que emborrona y entremezcla el vino en frases ilógicas. Palabras cargadas de algún sentimiento atormentado y maltratado, te seducen. Embustes. Metáforas. Tan enrevesado como sea posible. Y que sale por la boca. Hasta que llega el punto y final.

jueves, 10 de mayo de 2012

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Esa canción. A veces una necesidad de escucharla me quema en la garganta. Otras veces he olvidado que existe. Pero es esas veces que la garganta me quema, cuando salgo con los recuerdos también en llamas. La sensación cálida que me inunda al principio llega al estomago y lo manipula a su antojo, hasta que lo anuda. La piel se retuerce también a su paso, poniéndose de gallina. Siempre que escucho esa canción me siento fuera de mi.Y no metafóricamente. Me convierto en una desconocida. Finjo una época que jamás viví por el mero hecho de que me hubiera gustado vivirla, y la usurpo y modifico a mi antojo. Me miento. Y me llevo mintiendo tanto tiempo cada vez que la escucho, que ahora me parece un recuerdo real. Es un recuerdo agrio, porque yo lo quise así. Tal vez agrio porque se acabó. O tal vez agrio porque nunca fue mio. 

Un vacío me revuelve el alma. Todo se vuelve gris, y las agujas dejan de hacer 'tic tac'. Siento ganas de gritar, pero no estoy segura de por qué. De por qué el tiempo se para al escuchar esa canción. No sé si es la consciencia, que le grita a la cordura en busca de equilibrio. No sé si son los recuerdos, que se lamentan. No sé. Sólo sé que todo me da vueltas cuando escucho esa canción. Y que me siento sola. 

lunes, 23 de abril de 2012

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A veces, solo a veces. Y me dejo llevar, sin importar el carácter metafísico y trascendental. En cambio hoy no es una de esas veces. Se entremezcla algo de onírico y algo de inquietud y me perturba. Ya nadie lo nota, o tal vez jamás lo hicieron. Pero un simple haz luminoso cambia el ritmo de lo efímero.

lunes, 26 de marzo de 2012

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Miró con curiosidad el cielo. Pensó que sería interesante que el azar tuviese un campo de juego mayor que la Tierra. Siempre había soñado con ser astronauta. Tocar las estrellas y todo eso. Pero solo eran sueños, cosas del futuro a las que él no estaba preparado. Debía conformarse con lo más parecido: el arte de viajar. O más bien, en su caso, de llevar el control del viaje.

‘El tren con el próximo destino va a efectuar su salida’.

‘Destino’ pensó ‘qué palabra tan sutil’. Y rápidamente subió al tren.

sábado, 4 de febrero de 2012

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Y gris, una escala que jamás intuí. Tonalidades sórdidas, empobrecidas de oxígeno, aciduladas. Y que no se si huyo, o si camino sin moverme. Solo sé que hoy el cielo está gris, y que hoy me parece conmovedor.